Todo tiene un límite, incluso Internet

14 Jun

Por su vigencia atemporal y por interés personal y profesional, he querido recuperar un post que escribí el pasado 24 de mayo para el blog colaborativo www.misapisportuscookies.com.
Permitidme que lo comparta también desde mi blog:

«Con el uso cada vez más extendido de los Social Media y las redes sociales, aumenta exponencialmente el interés de los usuarios por conocer los aspectos legales que nos amparan, tanto en el ámbito privado como en el profesional. Rumores que pretenden menoscabar la reputación on line de una persona o entidad, minar los derechos y su libertad para forjarse una identidad digital sólida, o simplemente divertimento a costa de otros hacen pensar en nuevas formas de acoso que surgen inevitablemente entre las bondades de la Red.

Ejemplos hay tantos como tuits se publican cada minuto, así como distintas reacciones de los objetivos de las críticas. Ayer mismo, el futbolista Ryan Giggs anunciaba acciones legales contra Twitter por difundir rumores y violar su intimidad, basándose en la legislación inglesa que responsabiliza a los medios del contenido que se publique sin mediar previa autorización del protagonista.


Ni siquiera los dos más poderosos se salvan de trolearse el uno al otro: Facebook fue pillado in fraganti al contratar los servicios de Burson-Marsteller, una de las cinco agencias más importante de PR en todo el mundo, para difundir rumores negativos acerca de su principal competidor, Google.


Es el “miente que algo queda” tradicional que cobra aún más fuerza en Internet gracias a la trasmisión inmediata y fulminante de cualquier tipo de información; y si es negativa aún más. El dominio del medio lo hace todo más fácil y, en las redes sociales, todo se difunde como la pólvora; parafraseando el dicho, con la rapidez de un tuit.

Pero estos casos quedan como un mero hecho anecdótico al lado del bullying que sufrió Jessi Slaughter, la llamada “niña más odiada del cyberespacio”. Todo empezó con este vídeo… y a continuación, más de 700.000 visitas, críticas desaforadas y acoso constante desencadenaron la intervención de sus progenitores (vía vídeo también), lo cual no alivió ni de lejos la situación.

[http://www.youtube.com/watch?v=hQKro8WEZ3I&has_verified=1
Esta era la dirección del vídeo original. YouTube lo ha retirado recientemente]

“La libertad de expresión no es un derecho al insulto», decía recientemente Paco Pérez Bes en unas jornadas sobre legal ORM en la que se planteaba la siguiente pregunta: ¿tenemos que acostumbrarnos a actitudes no éticas? No, todo tiene un límite, incluso el magnánimo y generoso Internet. Hay que parar los pies a los avallasadores, pero para ello hay que saber cómo.

Resulta complicado defenderse de un grupo de trols o internautas que lanzan mentiras desde el anonimato y escudados por estratagemas alegales, pero afortunadamente las leyes avanzan al tiempo que las nuevas tecnologías. Los usuarios se ven más protegidos y disponen de la capacidad y los conocimientos para emprender acciones legales, como último extremo. A veces, como única vía.

En cualquier caso, no se puede caer en la tentación de tiranizar al medio, ni dejar que nos amendrente ni coarte nuestras acciones. Todo lo contrario, es la nueva comunicación que madura poco a poco gracias a la participación, en paralelo a leyes y medidas que persiguen garantizar que se oiga cada voz, extendiendo el derecho a la libertad de expresión sin colisionar con el honor. Está en nuestras manos poner freno a estas conductas, porque la red la hacemos entre todos. Mañana puedes ser tú…

Haz bien lo que hay que hacer bien. Esa es tu reputación y Google tu notario.«

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